jueves, 20 de agosto de 2015
miércoles, 19 de agosto de 2015
domingo, 16 de agosto de 2015
SOBRE LA PRACTICA DE TIZAR Y RESALTAR PETROGLIFOS
Robert G. Bednarik
Caulfield South, Victoria, Australia
Robert G. Bednarik
Caulfield South, Victoria, Australia
Este artículo ha sido cedido gentilmente por la Sociedad de Investigadores de
Arte Rupestre de Bolivia -SIARB- y fue publicado bajo el título "Sobre la
práctica de tizar petroglifos" en el Boletín SIARB No. 4, junio de 1990. Las
fotografías que acompañan esta versión son aporte del editor de Rupestre/web.
domingo, 9 de agosto de 2015
miércoles, 29 de julio de 2015
EXCAVACIONES ARQUEOLÓGICAS EN ZONA PANCHE, GUADUAS-CUNDINAMARCA
Tratando de avanzar en el acercamiento al tema que nos ocupa
en nuestro tema de investigación, me he
encontrado con otro documento histórico que nos amplía un poco mas las fronteras
del mundo panche precolombino.
Se trata de un documento histórico,
concretamente un resumen, -como claramente lo expresa en su introducción su
autora- sobre dos investigaciones de
campo realizadas en el municipio de Guaduas-Cundinamarca, por parte del Instituto Colombiano de
Antropología en el año de 1975.
Dichas investigaciones nos aportan no solo hallazgos de campo, con
abundante material cerámico y huesos humanos, sino también referencias a
consultas de testimonios de los cronistas españoles, los cuales nos pueden
aportar sustento a nuestra investigación como referentes históricos de identificación
del ser y la cultura panche.
Luego de nuestra visita al
Municipio de Nilo, donde encontramos algo de avance en el interés cultural, por
parte de este municipio frente a la cultura panche, dicho documento citado
arriba nos sorprende, al ampliar y ubicar los reales o posibles límites que
tuvo la cultura panche.
Es así como me permito dejar a disposición de ustedes esta información, para
su lectura y discusión.
martes, 28 de julio de 2015
domingo, 26 de julio de 2015
jueves, 23 de julio de 2015
Los petroglifos de la vereda Capotes
En la capacitación sobre el manejo
del punto Vive Digital Plus, ubicado en la institución educativa
departamental “Hernán Venegas Carrillo del municipio de Tocaima, los
estudiantes en compañía del instructor Jorge Iván Gómez Garrote, se
desplazaron a la zona rural, con el fin de realizar un vídeo como
producto de su capacitación. Para tal fin escogieron la vereda Capotes,
más exactamente la finca del señor Elíseo Buitrago campesino que
lleva varios años recorriendo las veredas de este municipio buscando petroglifos
y haciendo frotage que ha mostrado en varios lugares del país viajando en
bicicleta con otros amigos, bajo el lema “Haciendo patria”
En esta finca existen varios
petroglifos, razón por la cual el señor Elíseo le ha dado el nombre
de parque temático Lindayma. Cuando el visitante llega allí, siente
la tranquilidad que ofrecen estos sitios. El señor Elíseo en su rol
de guía, explica lo que significa cada uno de ellos, los cuales conoce
como la palma de su mano.
Después de revisar las
fotografías compartidas por el instructor, una nos llamó la atención por varias
razones, en primer lugar, el petroglifo esta repisado con tiza
blanca, con el fin de realzar la forma para la fotografía. Pero el hecho que
suscitó discusión con algunos compañeros docentes del grupo de investigación
Travesía Arqueológica, es la figura que aparece representada.
Es una figura compuesta
por cinco espirales y una figura central, que para nosotros asemeja un
corazón. Los compañeros manifestaron que los antepasados no hacían
corazones. Hay que tener en cuenta que la interpretación que hoy hacemos
de un petroglifo está condicionada por nuestra formación extraña al
momento en que fue creado por nuestros antepasados, es un análisis hecho
mucho tiempo de después, por lo tanto, desenfocado. Es decir,
nosotros hoy lo observamos y lo estudiamos sobre el efecto visual que nos
produce y bajo los conceptos que hemos adquirido con nuestra
formación académica o profesional.
Como bien anotó un
maestro, “la interpretación de muchas de las figuras dejadas por los aborígenes
es muy dudosa y a veces imposible, siendo en la generalidad de los casos
individual y distinta para cada observador, que además procede con una
mentalidad bien distinta a la de aquel hombre primitivo” (1)
Estos gravados hechos en
las rocas se pueden estudiar desde varios puntos de vista, pero es imperativo
tener una metodología, que permita hacer un el análisis global y no solo
de una figura en particular. La investigadora argentina, María Cecilia Panizza,
escribe lo siguiente: Panizza (2013, p.49-61)
“En el marco de la
semiótica visual (específicamente Magariños 1999), se identificaron en las
representaciones rupestres abstracto-geométricas analizadas, las marcas
(unidades mínimas) y los atractores (combinación de estas unidades) presentes.
Este análisis permite al investigador actual realizar una aproximación a la
estructura cognitiva del grupo que realizó estas imágenes en el pasado, a las
reglas de combinación que rigieron su elaboración, a partir de los elementos básicos
de diseño”.
Más adelante, agrega
Panizza (2013, p.49-61) “El arte rupestre como combinación semiótica obliga al
observador a la búsqueda de los códigos de reconocimiento para describir y
descodificar su contenido. La operación de reconocimiento se articula en el
sistema cultural de quien lo percibe, ya que una imagen puede ser entendida
desde la perspectiva del observador”
Tenemos que examinar los
grabados presentes en todas las rocas (espirales, triángulos, líneas
rectas o curvas, cuadrados, rombos) del sector, observar con qué
frecuencia se repten y la manera como se articulan entre sí. En
fundamental la ubicación relativa con respecto a los puntos cardinales,
dado que muchos estos grabados en las rocas tiene carácter ritual.
El parque temático
Lindayma, como lo llama el señor Elíseo, y con la presencia de
grabados como el calendario lunar, la piedra de las estaciones y la
piedra de los sacrificios nos plantea grandes interrogantes.
_______________________________
(1)
René Herrera Fritot (1938 : 47): “Informe sobre una exploración arqueológica a
Punta del
Este,
Isla de Pinos, realizada por el Museo Antropológico Montané de la Universidad
de La
Habana.
Localización y estudio de una cueva con pictografías y restos de un ajuar
aborigen”.
Universidad de
La Habana, año 3, nos.20-21, La Habana, Cuba, : 25-59
BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO Vol. 18, N° 2, 2013, pp. 49-61, Santiago de Chile ISSN 0716-1530
sábado, 18 de julio de 2015
TRADICIONES DE TOCAlMA.
Hay en toda ruina un encanto misterioso que deleita
al hombre más que las sublimes bellezas de la creación ó la suntuosidad de las
obras humanas cuando están en todo su esplendor; encanto que le hace abandonar
las ciudades modernas adornadas de soberbios monumentos, para ir a contemplar
las ruinas de Palmira y los desiertos donde estuvieron situadas Nínive y
Babilonia; por el cual prefiere al bullicio y la alegría de París el silencio
pavoroso del Coliseo Romano; y que puebla de viajeros el Oriente para buscar
las reliquias que á su paso dejaron los Faraones, la India para visitar las
magníficas pagodas, y la América, no para contemplar su cielo hermoso y su
vegetación gigantesca, sino en busca de las ruinas que pueblos desconocidos, en
edades ignoradas, dejaron en Chiapas y el Palenque.
Y este amor inexplicable á lo pasado, le hace
buscar con ansiedad las tradiciones históricas, exigir de la esfinge la
revelación de su eterno secreto, arrancar á los sepulcros la historia de los
que allí reposan, ó adivinar el misterioso sentido de los geroglíficos:
desarrollar los quemados pergaminos de Herculano de Pompeya, conocer las
costumbres de dos pueblos que murieron el mismo día y á la misma hora; y buscar
de toda nación, de todo lugar las tradiciones, llenas siempre de fábulas y de
hechos que al través de los siglos toman un carácter maravilloso, como tomaron
para los griegos los de sus primeros pobladores, llegando hasta hacerlos dioses
a quienes rendían adoración.
¿Quién al contemplar los rotos chapiteles de un
templo abandonado no siente el alma absorta por un secreto estupor y el
espíritu entregado á la contemplación? ¿Quién no siente profunda melancolía al
ver les despojos que ha dejado el tiempo de un esplendor pasado, de una grandeza
que ya concluyó? ¿Quién no goza al escuchar las viejas tradiciones,
transmitidas de boca en boca, sobre la historia de los abuelos de nuestros
padres, sobre los fundadores de nuestras ciudades? Y cuando el tiempo ó alguna
catástrofe ha hecho caer un pueblo, ¿quién no desea saber por quiénes fue habitado y cuál la causa de su destrucción? Todo cuanto la poesía tiene de
sueños, de horrores, de funesto, se agolpa entonces á la imaginación, puebla
esas ruinas, anima á los que hace siglos descansan bajo la tierra, y levanta
con su vara mágica otra vez esa ciudad y le da de nuevo movimiento, vida,
pasiones y virtudes, hasta que la acompaña á caer en la catástrofe que la
derribó, al través de los siglos.
Cuando el hacha civilizadora de mi hermano abatía
las montañas seculares del Peñón, para convertirlas en prados artificiales y
entregar así estas regiones á la industria y á la civilización, se encontraron
las ruinas de un pueblo, y todavía se ven los pisos enlosados de las
habitaciones y los empedrados de las calles.
Este pueblo era la antigua ciudad de Tocaima; la
tradición refería así la historia de la ruina de aquel pueblo:
Gonzalo Jiménez de Quesada, después de su famosa
conquista del reino de los Chibchas y de haber fundado la ciudad de Santafé, lleno
de riquezas pero acometido por una enfermedad desconocida para los moradores
del Nuevo Mundo, pensó regresar a España, y dispuso que en el puerto de
Guataquí se preparasen los bergantines necesarios para una expedición que,
además de él, Belalcázar, Fredeman y los
muchos españoles que volvían a su patria, se componía de naturales que llevaba
como esclavos; de las inmensas riquezas que a él y a sus compañeros
correspondían; de los quintos del Rey religiosamente custodiados; de infinidad
de animales, como papagallos y monos, llevados como raros para sorprender a la
Península y, en fin, de las provisiones necesarias para bajar el desierto
Magdalena poblado de enfermedades y lleno de tigres, mosquitos y serpientes,
contra todo lo cual era preciso prevenirse.
Largos meses gastaron en la construcción de los
bergantines, y cuando ya estuvieron concluidos, se dispuso Quesada a partir
para Guataquí con el inmenso tren de tiendas de campaña y equipajes al través
de las selvas de Tena, que, desde la caída de la altiplanicie hasta el
Magdalena, no eran interrumpidas sino por la llanura de La Mesa, en donde hizo
una larga mansión, buscando indios que á la espalda condujeran los equipajes;
porque todos los de la sabana se le fugaron en la noche que llegó allí, temerosos
de ser conducidos como esclavos a España, o por no internarse en las regiones
hasta entonces para ellos desconocidas, que eran habitadas por los Panches, sus
mortales enemigos.
Atravesando la elevada cordillera que separa este
valle, descendió por la orilla del Pití o Bogotá y llegó a un punto en donde
creyó que era preciso atravesarlo y no dando vado, obligó a los viajeros a
construir, al estilo de los indígenas, una tosca canoa del tronco de uno de los
enormes árboles que crecían a las orillas; y así empezaron a pasar el variado
cargamento, con tanta lentitud, que emplearon muchos días.
Quesada, que había pasado primero, atormentado por
su enfermedad y hostigado por el calor, quería tomar unos baños, y no
atreviéndose a hacerlo en el río, porque la experiencia le había enseñado que
las aguas de los ríos crecidos eran siempre funestas, guiado por algunos
naturales, se dirigió a un pequeño riachuelo, que corría cristalino por en
medio de ambuques y guayacanes, y que era conocido con el nombre de
"Catarnica." ¡Admirable fuente! su piel empezó a suavizarse, los
dolores cesaron, los miembros parecían adquirir nueva agilidad a cada baño, las
fuerzas y la salud se presentaban de nuevo al gran capitán a ofrecerle una
larga y tranquila vida. Quesada, que llevaba en el corazón el corredor tormento
de verse atacado de esa enfermedad funesta, que sabía que era incurable, y que
lo iba a proscribir de la sociedad en el momento en que tenía nombre y
porvenir, gloria y riquezas, lleno de júbilo, creyó haber encontrado la fuente
de la vida que Ponce de León buscaría más tarde inútilmente en los bosques de
la Florida, y determinó fundar una ciudad a la orilla del riachuelo milagroso.
Estaba en este proyecto, cuando una noche su
improvisada cabaña de hojas de palmera fue acometida por un sin número de
indios que bajaban de la cordillera occidental, y hubiera perecido si, valiente
y acostumbrado a los peligros, no se hubiese hecho campo con su formidable
espada por en medio de los indios, que a sus golpes cedían, como la cebada se
abre y da campo al paso del segador, hasta que llegó a donde estaban los suyos,
que en el acto se armaron y rechazaron el ataque con el denuedo y la bizarría
que eran comunes en aquellos tiempos y en aquellos hombres.
El combate duró hasta que salió el sol; y entonces
la chusma de los indios huyó dejando muchos muertos y gran número de
prisioneros en manos de los españoles.
Entre aquellos había caído la reina de los indios,
llamada Guacaná, hija del cacique Tocaima, de ágiles miembros, de formas duras
y no deformes facciones pero que se pintaba, según creían los españoles, con un
color azulado que hacía visos.
Esta mujer, como sucedió muy frecuentemente durante
la Conquista, después de prisionera y esclava, se apasionó de uno de los
españoles y fue de grande utilidad para Quesada. Ella le aconsejó que no
situase la ciudad en la orilla occidental del río, porque estaba expuesta a las
invasiones de infinidad de pueblos que vivían en Copó, Lutaima y toda la
cordillera, sino en la oriental, pues así estaba resguardada por el río, al que
los indígenas tenían miedo; y trajo su tribu a situarse en la margen del río.
Grande fue la sorpresa de los españoles al notar
que no sólo la reina, sino la mayor parte de los indios, tenía ese mismo color
con diversos matices, color que era natural y se llamaba carate; teniéndose por
hermosas las mujeres cuanto más brillante era este barniz y más escamosa la
piel; y que para una madre era una verdadera desgracia el que sus hijas
llegasen a cierta edad con la cutis despejada y tersa.
Por largo tiempo hubiera querido permanecer allí
Quesada; pero negocios de la mayor importancia lo llamaban con urgencia a la
Corte, para donde partió, dejándole por regalo de despedida a Guacaná, que ya
había sido bautizada, dos cerdos de los que Fedremán había traído atravesando
los llanos, hasta encontrarse con Gonzalo en Santafé; y tuvo que marchar á
España sin fundar la ciudad.
Poco tiempo después el Adelantado del Nuevo Reino
de Granada, Don Alonso Luís de Luque, pensando en el descubrimiento de las
afamadas minas de Neiva y en la conquista de los Panches, dispuso su fundación,
para la que comisionó al Capitán Hernán Venegas Carrillo, caballero cordobés.
Los españoles eran valientes como crueles,
religiosos y devotos, y sus conquistas fueron una serie de hazañas, de proezas
y actos heroicos ejecutados por la más sórdida codicia o el más sincero celo
por la fe cristiana, y sus obras llevan por todas partes el sello de la
religión y la intervención del cielo.
El día 13 de Abril de 1544, Hernán Carrillo,
vestido de grande uniforme y después de haber oído la misa cantada, que debajo
de los cauchos de Portillo dijeron los Capellanes Antonio de la Peña y Lope de
Acuña, erigió la nueva ciudad de San Jacinto de Tocaima; y nombró por primeros
alcaldes a Juan de Salinas y a Diego Hinestrosa, y por regidores a Miguel de
Gamboa, Juan Ortiz y Juan de Corros; alguacil mayor a Miguel de Oviedo, y
escribano a Miguel de Morales, siendo primer cura el padre Fray Andrés Méndez
de los Ríos.
Después la ciudad de Tocaima lucía a la orilla del
Bogotá, alegre como un pueblo oriental, y brillaban a los rayos del sol los
techos de sus casas de teja, de una iglesia mayor, de dos capillas y del
convento de dominicanos. Había obtenido el título de noble y un escudo de
armas, que era un águila de dos cabezas sobre fondo azul y un río que dividía
el escudo por mitad. Habían establecido allí la muy ilustre orden de caballeros
de San Jacinto, y era la residencia de todos los españoles viejos y achacosos,
que no podían soportar el riguroso frío de Tunja ó de Santafé, y de otros que
habían adquirido esa enfermedad que la América encerraba en su seno, y que los
españoles recibieron como castigo de sus iniquidades, transmitiéndola después a los franceses, cuyo nombre tomó y que se perpetúa de generación en generación.
Los petroglifos de Tocaima
"En su paso por el mundo, el hombre ha dejado plasmadas en cuevas, piedras y paredes rocosas, innumerables representaciones de animales, plantas u objetos; escenas de la vida cotidiana, signos y figuraciones geométricas, obras consideradas entre las más antiguas manifestaciones de su destreza y pensamiento.
Antes del
desarrollo de la escritura, las sociedades humanas posiblemente registraban ya,
mediante la pintura y el grabado en piedras, una gran parte de sus vivencias,
pensamientos y creencias."(10/ARTE RUPESTRE EN CUNDINAMARCA)
En entrevista con estudiantes residentes en las veredas del municipio y en charlas sostenida con el señor Eliseo Buitrago Díaz, campesino residente en vereda Capotes, hay evidencias arqueológicas en varias veredas, que podemos ubicar en el siguiente mapa:
Fotografías tomadas por estudiantes de la institución educativa a algunos petroglifos
Vereda Capotes
Vereda Copo
Estas son fotografías tomadas a los frotage que ha hecho el señor Eliseo Buitrago Díaz
Bibliografía para una etnohistoria panche
Exploración
arqueológica en el municipio de Tocaima, Cundinamarca
Sandra Mendoza Vargas, Nubia Quiazua Torres
Resumen
El presente trabajo
corresponde al informe preliminar de la primera etapa de exploración
arqueológica en el Municipio de Tocaima (Cundinamarca). Los trabajos realizados
por Marianne Cardaleen Pubenza, Municipio de Tocaima (1976); Germán Peña en
Apulo (1991), José Manuel Rozo en Suárez, Tolima (1989) y Maritza Avellaneda en
Agua de Dios (1988) entre otros, generaron en nosotras un interés especial por
mantener una continuidad de hallazgos en la Cuenca Baja del Río Bogotá, que
aportará nuevas luces sobre el poblamiento prehispánico en dicha zona.
Para tal fin,
establecimos como objetivo general la búsqueda de pautas de asentamiento,
entendidas como "una unidad teórica que tiene connotaciones más dinámicas
y complejas, que en términos generales significan las respuestas dadas por un
grupo social humano a las características determinantes del medio ambiente
natural en un proceso histórico. Las pautas de asentamiento son cambiantes y
tienen peculiaridades en los desarrollos regionales, que a su vez están
inscritos en un proceso histórico más amplio" (Llanos y Durén, 1983).
Realizamos una
prospección que abarca diez veredas localizadas en áreas geográficas aptas para
asentamientos humanos, pues su cercanía a fuentes de agua y variedad de
paisajes hace posible la subsistencia humana.
Texto completo
Los registros
arqueológicos y paleontológicos de Tocaima
En el sitio de Totuma, al suroeste del municipio de Tocaima, trabajos llevados a cabo durante noviembre y enero de 1992, permitieron el hallazgo de una alta densidad de restos de mastodonte (Haplomastodon) y de megaterio (Eremotherium sp. ) a los que se añaden numerosos artefactos líticos que recuerdan, por sus rasgos tecnológicos, otros instrumentos hallados en la altiplanicie orienta l de Colombia (clase abriense); estos utensilios en su mayor parte corresponden a raspadores de diferentes tipos.
Aunque se registra coluviación, hacia la base de la
secuencia, sobre una capa de color amar illa rojiza-violácea, se encontraron
artefactos que incluyen raspadores de diferentes tipos; algunos artefactos
fueron hallados igualmente en la capa arcillo-arenosa amarillenta
inmediatamente superior. El registro de mayor importancia en este yacimiento,
corresponde a un depósito circular que contiene molares de mastodonte y de
megaterio correspondientes a individuos jóvenes y adultos; junto con
estos elementos, se encontraron artefactos en una disposición muy sugestiva de
actividad humana.
En las proximidades a este depósito se encontró igualmente un húmero de megaterio (Eremotherium .sp. ) . En la parte alta de la secuencia fueron hallados restos de carbón vegetal, y un cuchillo de lídita, elaborado sobre lasca; la fecha para esta capa es más reciente (4000 ap.); muestra de los huesos de las especies colectadas en el sitio del Totumo, se encuentran ahora en proceso de análisis de laboratorio para determinar, mediante carbono catorce, su antigüedad, mas parece probable que las fechas sean afines a las del sitio Pubenza 3, por su vecindad.
En las proximidades a este depósito se encontró igualmente un húmero de megaterio (Eremotherium .sp. ) . En la parte alta de la secuencia fueron hallados restos de carbón vegetal, y un cuchillo de lídita, elaborado sobre lasca; la fecha para esta capa es más reciente (4000 ap.); muestra de los huesos de las especies colectadas en el sitio del Totumo, se encuentran ahora en proceso de análisis de laboratorio para determinar, mediante carbono catorce, su antigüedad, mas parece probable que las fechas sean afines a las del sitio Pubenza 3, por su vecindad.
Durante la exploración en Tocaima, otro sitio, Pan de Azúcar, al noroeste de la cabecera municipal, en el cerro del mismo nombre, en predios del señor Moisés Buitrago, permitió nuevamente el registro de restos de mastodonte y megaterio, pero no pudo obtenerse en los trabajos de excavación arqueológica allí adelantados, ninguna asociación cultural. Este sitio fue objeto de anterior reconocimiento por González y Duarte (199 1).
Tomado de
Boletín de Arqueología
Fundación de Investigaciones Arqueológicas
Nacionales
AÑOS 8
ENERO 1993 NÚMERO 1
Fragmento tomado de:
Compendio Histórico –
Descubrimiento y colonización de la Nueva Granada.
Coronel Joaquín Acosta.© Derechos Reservados de Autor
Recordemos que la nación de los Panches ocupaba tanto los valles y quiebras como la falda occidental de la cordillera, desde lo que hoy se llama Villeta, que era la frontera de los Colimas hasta la sierra de Tibacuy, que los dividía de los Sutagáos. Según el testimonio de los cronistas, en este espacio de menos de treinta leguas de largo y diez de ancho, habitaban más de cincuenta mil indios, y parecían más fieros é indómitos, mientras más áspero era el territorio que ocupaban. Así los más civilizados, y de índole más pacífica, eran los Tocaimas, que vivían en terreno casi llano, a orillas del Pati y del Magdalena: a estos seguían los Anapuimas, los Suitamas, Lachimies, y, últimamente, los Siquimas, que eran los más guerreros. Después venían los Colimas, cuyo centro era la Palma, mucho más feroces que los Panches, y, finalmente, los Musos, que fueron los últimos conquistados, y los que dieron más que hacer a los españoles de todas las tribus que ocupaban como una cintura la falda de la cordillera sobre cuyo lomo extenso, llano y cultivado, habitaba la nación de los Chibchas, la más civilizada de Nueva Granada, y la primera que sujetó permanentemente la cerviz al yugo de la dominación española. (2)
Compendio Histórico –
Descubrimiento y colonización de la Nueva Granada.
Coronel Joaquín Acosta.© Derechos Reservados de Autor
Primera fundación de Tocaima
Recordemos que la nación de los Panches ocupaba tanto los valles y quiebras como la falda occidental de la cordillera, desde lo que hoy se llama Villeta, que era la frontera de los Colimas hasta la sierra de Tibacuy, que los dividía de los Sutagáos. Según el testimonio de los cronistas, en este espacio de menos de treinta leguas de largo y diez de ancho, habitaban más de cincuenta mil indios, y parecían más fieros é indómitos, mientras más áspero era el territorio que ocupaban. Así los más civilizados, y de índole más pacífica, eran los Tocaimas, que vivían en terreno casi llano, a orillas del Pati y del Magdalena: a estos seguían los Anapuimas, los Suitamas, Lachimies, y, últimamente, los Siquimas, que eran los más guerreros. Después venían los Colimas, cuyo centro era la Palma, mucho más feroces que los Panches, y, finalmente, los Musos, que fueron los últimos conquistados, y los que dieron más que hacer a los españoles de todas las tribus que ocupaban como una cintura la falda de la cordillera sobre cuyo lomo extenso, llano y cultivado, habitaba la nación de los Chibchas, la más civilizada de Nueva Granada, y la primera que sujetó permanentemente la cerviz al yugo de la dominación española. (2)
De
Lachimí pasaron a Sutaima, que también les dio la paz, luego que se persuadió
que no se detendrían en sus tierras, y, últimamente, a las que ocupaba el
cacique Guacana, el más poderoso y respetado de los Jefes comarcanos. Convocó
éste el Consejo de los Acaymas, que eran los individuos de más autoridad en la
tribu, y con su parecer se resolvió a recibir de paz a los castellanos. Vino
pues al campo español, adornado de sartales de cuentas de varios colores en
brazos, tobillos y sienes, y de fajas de oro, seguido de gran número de sus
vasallos, cargados de maíz, frutas, calabazos de miel de abejas, y con
semblante jovial y desembarazado abrazó a Vanegas y repartió algunas joyas de
oro entre los principales castellanos, que con singular perspicacia acertó a
reconocer entre los demás a primera vista. Se le hizo una larga plática sobre
los misterios de la religión cristiana, obediencia al Emperador, y sobre la
voluntad que tenían los españoles de fundar una ciudad en un terreno llano
ameno a orillas del río Patiá que es el mismo Funza que, después de
precipitarse por la cascada de Tequendama, corre presuroso a confundir las
aguas que le quedan con las del caudaloso Magdalena. Contestó Guacana, respecto
de lo primero, que no podía comprender nada, y que se difiriesen las
explicaciones para después; a lo segundo que no tenía dificultad en reconocer
la superioridad del Emperador, siendo tan grande príncipe como se decía, y que
tan poco se opondría a la fundación de la nueva ciudad, y aun ayudaría por su
parte a la construcción de las casas, con tal que los otros caciques
contribuyesen también con gente; pues no era justo que todo el trabajo se
recargase a sus vasallos. Respuesta que miraron los españoles como muy
racional, y que aumentó el respeto y consideración que se había granjeado aquel
cacique, que tan solicitó se mostraba por sus súbditos.
A fines
de Abril de 1544 se tomó, pues, posesión de aquella tierra a nombre del
Emperador Carlos V, y se celebraron las ceremonias acostumbradas en la
fundación de las ciudades, poniendo a esta el nombre de Tocaima, eligiendo
alcaldes y cabildo y dando prisa a la construcción de la iglesia y casas. A
poco tiempo de fundada, se hallaron minas de oro abundantes en sus
inmediaciones, a cuyo trabajo se condenaron los indios y se comenzaron a
edificar sólidos edificios de teja y conventos, aunque, por la mala elección
del sitio, las frecuentes inundaciones los destruyeron; y en 1621 fue preciso
trasladarla al lugar en que hoy se encuentra, en terreno más elevado, aunque los edificios actuales no corresponden al lujo de las
primeras construcciones. (3)
Invitado
Lachimí por una parte y Calandaima, cacique de Anapoima por otra, para que
ayudaran a los trabajos del desmonte y construcción de las primeras casas, se
denegaron con arrogancia. Auxiliados los españoles entonces de los Tocaimas,
que tenían interés en no sufrir solos el peso de los nuevos huéspedes, atacaron
estos a los Lachimíes, y, después de un sangriento y obstinado combate, en el
que Guacana mostró mucho valor, los Lachimíes fueron obligados a ceder al saber
de sus enemigos. Algunos soldados españoles quedaron heridos; pero los Tocaimas
se regalaron por muchos días con la carne de los Lachimíes sus vecinos:
horrenda costumbre, general en estos Panches, de comerse los unos a los otros.
También se sujetaron por la fuerza los Anapuimas. El cacique Conchima, que
habitaba los valles que rodean hoy la Mesa de J. Díaz, se presentó
voluntariamente; y al de Iqueima, que se resistía, y cuyos estados comenzaban
en la ribera izquierda del río Fusagasugá, en donde éste entra al Magdalena, se
le dio una sorpresa que lo redujo a la obediencia, con lo cual quedó sujeta a
mediados del año de 1544 toda la tierra de los Panches, y remitida al
Adelantado la minuta de los indígenas repartidos en encomiendas entre los
vecinos de Tocaima, para su aprobación. Esta pacificación, que fue lo único
notable que se ejecutó durante el período de Gobierno de
Lugo, se debe enteramente al Capitán Vanegas (4) .
(2) Los Chibchas,
sin embargo; no eran cobardes ni inconstantes. Hoy mismo, después de
trescientos años del régimen más calculado para embrutecer y degradar una raza,
hemos visto en el Ejército de Nueva Granada batallones enteros compuesto. Casi
exclusivamente de Indígena de raza chibcha dar los más brillantes ejemplos de
valor, serenidad, constancia y subordinación, y aun de facilidad para
adquirir la disciplina militar. (Regresar a 2)
(3) Refiere el
Padre Zamora, y también Piedrahita, que habiendo descubierto los esclavos de un
vecino de Tocaima, llamado Juan Díaz Xaramillo, una mina de oro abundantísima,
llegó éste á ser uno de los más ricos propietarios del Reino, e hizo traer de
España, para la suntuosa casa de mampostería que construyó, pavimentos de losa
fina, los más ricos artesonados y otros adornos cuyos despojos sirvieron
después para enriquecer varios templos e iglesias, entre ellos el monasterio de
la Concepción de gótico. (Regresar a 3)
(4) No ayudó poco
a la sujeción de los Panches la falta total de sal de Zipaquirá de que se
hallaban privados desde que los castellanos, dueños de la llanura, estorbaban
este tráfico. Así el indio de Síquima, que sirvió a Vanegas de intermediario en
todas sus negociaciones, sacaba partido de esta circunstancia para persuadirlos
que se sometiesen, y siempre se observó que lo primero que tomaban con ansia de
entre los regalos que les hacía Vanegas, de preferencia á los cascabeles,
abalorios y bonetes colorados eran los pedazos de sal. (Regresar
a 4)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)