Los petroglifos de la vereda Capotes
En la capacitación sobre el manejo
del punto Vive Digital Plus, ubicado en la institución educativa
departamental “Hernán Venegas Carrillo del municipio de Tocaima, los
estudiantes en compañía del instructor Jorge Iván Gómez Garrote, se
desplazaron a la zona rural, con el fin de realizar un vídeo como
producto de su capacitación. Para tal fin escogieron la vereda Capotes,
más exactamente la finca del señor Elíseo Buitrago campesino que
lleva varios años recorriendo las veredas de este municipio buscando petroglifos
y haciendo frotage que ha mostrado en varios lugares del país viajando en
bicicleta con otros amigos, bajo el lema “Haciendo patria”
En esta finca existen varios
petroglifos, razón por la cual el señor Elíseo le ha dado el nombre
de parque temático Lindayma. Cuando el visitante llega allí, siente
la tranquilidad que ofrecen estos sitios. El señor Elíseo en su rol
de guía, explica lo que significa cada uno de ellos, los cuales conoce
como la palma de su mano.
Después de revisar las
fotografías compartidas por el instructor, una nos llamó la atención por varias
razones, en primer lugar, el petroglifo esta repisado con tiza
blanca, con el fin de realzar la forma para la fotografía. Pero el hecho que
suscitó discusión con algunos compañeros docentes del grupo de investigación
Travesía Arqueológica, es la figura que aparece representada.
Es una figura compuesta
por cinco espirales y una figura central, que para nosotros asemeja un
corazón. Los compañeros manifestaron que los antepasados no hacían
corazones. Hay que tener en cuenta que la interpretación que hoy hacemos
de un petroglifo está condicionada por nuestra formación extraña al
momento en que fue creado por nuestros antepasados, es un análisis hecho
mucho tiempo de después, por lo tanto, desenfocado. Es decir,
nosotros hoy lo observamos y lo estudiamos sobre el efecto visual que nos
produce y bajo los conceptos que hemos adquirido con nuestra
formación académica o profesional.
Como bien anotó un
maestro, “la interpretación de muchas de las figuras dejadas por los aborígenes
es muy dudosa y a veces imposible, siendo en la generalidad de los casos
individual y distinta para cada observador, que además procede con una
mentalidad bien distinta a la de aquel hombre primitivo” (1)
Estos gravados hechos en
las rocas se pueden estudiar desde varios puntos de vista, pero es imperativo
tener una metodología, que permita hacer un el análisis global y no solo
de una figura en particular. La investigadora argentina, María Cecilia Panizza,
escribe lo siguiente: Panizza (2013, p.49-61)
“En el marco de la
semiótica visual (específicamente Magariños 1999), se identificaron en las
representaciones rupestres abstracto-geométricas analizadas, las marcas
(unidades mínimas) y los atractores (combinación de estas unidades) presentes.
Este análisis permite al investigador actual realizar una aproximación a la
estructura cognitiva del grupo que realizó estas imágenes en el pasado, a las
reglas de combinación que rigieron su elaboración, a partir de los elementos básicos
de diseño”.
Más adelante, agrega
Panizza (2013, p.49-61) “El arte rupestre como combinación semiótica obliga al
observador a la búsqueda de los códigos de reconocimiento para describir y
descodificar su contenido. La operación de reconocimiento se articula en el
sistema cultural de quien lo percibe, ya que una imagen puede ser entendida
desde la perspectiva del observador”
Tenemos que examinar los
grabados presentes en todas las rocas (espirales, triángulos, líneas
rectas o curvas, cuadrados, rombos) del sector, observar con qué
frecuencia se repten y la manera como se articulan entre sí. En
fundamental la ubicación relativa con respecto a los puntos cardinales,
dado que muchos estos grabados en las rocas tiene carácter ritual.
El parque temático
Lindayma, como lo llama el señor Elíseo, y con la presencia de
grabados como el calendario lunar, la piedra de las estaciones y la
piedra de los sacrificios nos plantea grandes interrogantes.
_______________________________
(1)
René Herrera Fritot (1938 : 47): “Informe sobre una exploración arqueológica a
Punta del
Este,
Isla de Pinos, realizada por el Museo Antropológico Montané de la Universidad
de La
Habana.
Localización y estudio de una cueva con pictografías y restos de un ajuar
aborigen”.
BOLETÍN DEL MUSEO CHILENO DE ARTE PRECOLOMBINO Vol. 18, N° 2, 2013, pp. 49-61, Santiago de Chile ISSN 0716-1530
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